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Argentina a la carta

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En los últimos años, como consecuencias del cambio climático, hemos comenzado a tomar conciencia sobre el impacto que producen nuestras actividades en la economía, la sociedad y sobre todo en el medio ambiente. Hemos aprendido a mejorar nuestros hábitos de consumo, a cuidar recursos como el agua y la energía, a comprar productos producidos de manera ética y hasta a reciclar nuestros desechos. ¿Pero que pasa a la hora de viajar? ¿Somos igual de consientes y responsables?

Existe la idea de que solo por el hecho de viajar, estamos llevando con nosotras trabajo, desarrollo y crecimiento económico a nuestro destino. Y de alguna manera es cierto, teniendo en cuenta que el turismo representa un 10% del PBI mundial. Pero esto es solo una parte de la historia.

El turismo como cualquier actividad humana produce impactos positivos y negativos. Estos afectan muchos aspectos, entre ellos la economía, la cultura, la sociedad y el medio ambiente.  ¿Y que pasa cuando el turismo crece de manera constante y descontrolada? Se maximizan los efectos negativos y al final, corre el riesgo de transformarse en una serpiente que se muerde la cola.

Según las estadísticas de la Organización Mundial del Turismo, en 2017 hemos sido más de 1.300 millones los turistas internacionales. En lo que va del 2018, esta cifra ya aumento un 7% y nada indica que esto se detenga.

Pero el crecimiento excesivo y la falta de control, son una combinación explosiva que esta comenzando a producir consecuencias negativas, sobre todo para las poblaciones de acogida y el medio ambiente.

 

IMPACTOS NEGATIVOS DEL TURISMO DE MASAS

 

  • Contaminación o degradación del entorno natural: Un ejemplo claro de esto es la Bahía Maya en Tailandia, más conocida como “La playa” de Leo Di Caprio. Este año las autoridades han decidido cerrarla debido a que el exceso del turismo a destruido los corales y las costas, e intentan recuperarlos.
  • Inflación: El costo de vida de las zonas turísticas a menudo aumenta y produce el éxodo de las poblaciones locales. Un ejemplo es la ciudad de Venecia, donde quedan muy pocos venecianos habitándola, transformándose en una ciudad sin identidad.
  • Contaminación aérea: El trafico aéreo produce cerca del 3% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Esta cifra es alarmante, y pone al transporte aéreo como uno de los principales responsable del calentamiento global.
  • Inflación: El costo de vida de las zonas turísticas a menudo aumenta y produce el éxodo de las poblaciones locales. Un ejemplo es la ciudad de Venecia, donde quedan muy pocos venecianos habitándola, transformándose en una ciudad sin identidad.
  • Overtourism/ sobreturismo: Este fenómeno se produce cuando se supera la capacidad de carga de un destino. En criollo, cuando hay más gente de lo que un lugar puede soportar. Cuando esto sucede todo colapsa, aumentan las congestiones de tráfico, se producen aglomeraciones de las áreas públicas, se deteriora el patrimonio y se incrementa el precio de las viviendas, entre otras tantas cosas. Y todo este trae como consecuencia otro fenómeno, la turismofobia, fricciones entre locales y turistas. Un ejemplo emblemático de esto es Barcelona, donde de tanto en tanto aparecen en las calles pintadas expresando el rechazo a los turistas.

También podría agregar a la lista el aumento del turismo sexual, la banalización de la cultura local, la dependencia al turismo, las malas condiciones laborales de los trabajadores nativos… Y aquí me detengo por que me deprimo, ¿te quedan ganas de viajar?  A mi tampoco.

 

EL TURISMO RESPONSABLE COMO RESPUESTA

 

Es cierto que el control de la actividad turística supone un desafío para las autoridades de aquí en adelante. Tendrán que aprender a administrar el turismo de manera responsable, sostenible e inteligente si quieren continuar obteniendo beneficios. ¿Pero que pasa con los turistas? ¿Dejamos de viajar? La respuesta es ¡no! Pero nosotros también debemos hacernos cargo de nuestra parte de responsabilidad.

Nuestro desafío como turistas es maximizar los impactos positivos y minimizar los negativos, o como me gusta decir a mi, dejar una huella positiva. ¿Y como lo podemos hacer? Simple, viajando responsablemente.

El turismo responsable busca desarrollar la actividad turística de manera sostenible, colaborando el conservar el patrimonio cultural, protegiendo el medio ambiente, contribuyendo con el desarrollo de las economías locales de manera ética y justa e involucrando a la población de acogida en la actividad. De esta manera no solo beneficia a la población local, sino que mejora considerablemente las experiencias de los viajeros, volviéndolas más autentica y enriquecedoras.

El turismo responsable alienta a los visitantes a zambullirse en la cultura local y promueve contactos más genuinos con las poblaciones locales, basados en el respeto y la tolerancia. En definitiva, viajando responsablemente podemos mejorar de manera significativa nuestros viajes.

 

Y ¿CÓMO SER UNO VIAJERO RESPONSABLE?

 

No es tan complicado como parece:

Ahora que has aprendido que es esto del turismo responsable ¿Te animas a hacer el cambio? 

 

Anímate a mejorar tus hábitos de viajero y deja tu huella positiva.

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